miércoles, 17 de agosto de 2011

La Muerte Niña - Tres vodkas para dormir [part 5]

Cavallo. Por qué está escrito con v. Está en italiano. Cuánto tiempo es posible quedarse acostado en el piso sin que la ausencia en la mesa llame la atención. Llega el cansancio, tengo ojeras y se me corrió el rímel. Prefiero dormir aunque deba regresar a cenar con los otros.

—     Veo la enorme puerta del salón; es pesada y negra. Adentro hay otro mundo: pensar en abrirlo intimida a cualquiera.
—     ¿Crees que la generación industrial futura nos aventaje?
—     Puede ser que no exista otra generación.

Dejo la puerta en paz. Se puede flotar por los largos pasillos; no, sólo yo puedo hacerlo. Sería de lo más gracioso orinarse en la silla del comedor. Es incómodo que el baño quede tan lejos, pero así puedo tropezar sin culpas, nadie puede ver la trayectoria. Flores rosas y verdes sobre la mesa. Pink and green. Cavallo, El paisaje de este grabado debe ser italiano. Una persona mareada puede caerse. Está bien dormir un rato, no está mal el piso.  Cuánto tiempo llevo, no es posible medirlo. ¿Cómo saber si pasa un minuto o cinco mientras orinas? Se mide con la letra de una canción. Una canción dura tres minutos. Quise motivar tu vida….Yo sólo quise quererte.

—     Churchill se hacía el sordo cuando le convenía. No le contestó al príncipe. Luego, para darme confianza me dijo: “It may be not a generation”.

El piso es de cuadros, hay mugre en las juntas de azulejo. Aquí hay restos diminutos de jergas; junto, un cabello oscuro y más acá un charco de sangre. Ja, qué chistoso se ve. Sale de adentro de mi pelo. Ahora sí estoy borracha. Ya no retengo la orina, los músculos se distienden. Cavallo, caballito blanco del Medioevo, casi unicornio. No encesté el papel en el basurero. Es muy ligero el dolor en la cabeza, parecía que iba cayendo suave y lento cuando me estrellé  contra el suelo; un crujir seco y hueco de nuez al quebrarse retumba en mi pecho. Mejor que nadie me viera caerme de borracha. Habrá alguien que quiera entrar al baño. Cuánto tiempo llevo. Tal vez ya contaron todos los chistes buenos y las historias de la Reina. No veo la puerta del salón, tengo ganas de abrirla. ¿Y si me quedo en el baño, si no regreso? Es que no he salido nunca de aquí. Hace rato que oigo una sirena cantar. No, no es de mar, es una ambulancia aullando a la luna. Ya no hace falta que vengan por mí, se me salió toda la sangre y se me bajó el cuete. Lástima, tan buena parranda.